domingo, 25 de septiembre de 2011

Odio

"Una noche me contó un marinero,
en una taberna,
que en el amor y en la guerra
cualquier agujero es trinchera,
nos bebimos la bocana del puerto
ahí borrachos de pena.
Me decía que si mueres por dentro
lo de fuera da igual.

De mujeres y de sueños maltrechos
llenamos el aire;
ya se sabe lo mejor es aquello
que nunca tendrás"

Revolver - Marineros varados


Ven, túmbate, yace conmigo un rato. No tengas tanta prisa. Si la cosa va de tiempo no te preocupes, compraré un poco más.

Llegué a odiar. Odié el ruido, odié la sangre oxidada que salía por las tuberías en forma de agua, el olor rancio del fuel, odié el vaivén que me acunaba, odié cada amanecer, cada atardecer. Odié Sevilla, cada puerto, cada mujer. Odié cada maldita gaviota que decidía posarse a morir...las odié...casi odio hasta el mar.

Yo por ti llegué a odiar, y tú por mí no fuiste capaz ni de amar.


A.

5 comentarios:

Lu dijo...

¿Cómo se puede llegar a odiar al mar?

Ariadna dijo...

Odiando mucho

Marie dijo...

Al fin y al cabo, el odio es un sentimiento pasional. Aquel no se merecía ni eso.

Muy sensitivo, me gusta la idea de las tuberías.

Muá.

Ariadna dijo...

Ni odio ni compasión.

Muá para tí también guapa.

Adryan dijo...

¿Acaso este odio y un olvidado amor tienen significado? Quiero pensar que aquél que pueda definir a éstos rivales no han vivido lo suficiente... Es muy frustrante. Hasta pensar en una inexistente reciprocidad nos hace voltear hacia el matadero...